Ficha Bibliográfica
Nombre: Pastores del mal
Autor: Félix García Hernán
Editorial: Alrevés
Puntos de venta:
Sinopsis
Cuando el padre Damián Isún cambió de postura para acomodarse en su cama, el corazón le dio un vuelco al palpar, bajo la colcha, el cuerpo desnudo y sin vida de uno de sus pupilos. ¿Cómo había llegado allí? Sigue leyendo dando clic en este enlace.
Comentario
Vengo de Chile, un país ubicado en América del Sur tan largo como angosto en el que nací, me criaron y educaron. Fui a un colegio de monjas de esos que podríamos llamar pijos, porque era y es de pago. Un colegio muy selecto cuyo edificio se encontraba en lo que en España se llamaría pueblo, en Chile se llaman comunas pero dentro de la misma capital que es Santiago de Chile. Me criaron en la fe católica pues hasta donde sé, todos mis ancestros lo fueron por ambas partes de la familia. A la fecha, después de más de treinta años de haber egresado del colegio, sigo creyendo en todo lo que me enseñaron. Las monjas de mi colegio, para mí, siguen siendo un ejemplo de bondad y apostolado real con respecto a las necesidades de los más desprotegidos. Puede ser una contradicción, un colegio de pago versus caridad, pero no. Las monjas cobraban por la enseñanza, pero la caridad la practicaban los 365 días del año con los padres de las alumnas que no se podían permitir pagar o con las familias del colegio que por diversas razones, se cambiaban de domicilio. De manera que, mi interés por este tipo de literatura, viene por otras razones.
He comentado algo acerca de mis orígenes, porque hace ya algunos años, cuando el revuelo de los curas pederastas comenzó, evidentemente, Chile no podía estar al margen. Sacerdotes a los que yo misma, les tenía verdadera veneración, se cayeron del pedestal como el muro de Berlín. Sí, porque fueron curas que ayudaron a mucha gente durante la represión de Pinochet, un militar que llegó al gobierno aplicando la fuerza para derrocar al gobierno constitucionalmente elegido, pero esto es otro tema. A lo que iba, esos curas estuvieron presos por lo mismo. Fueron tiempos muy difíciles en mi país a pesar que en aquel entonces contaba con muy pocos años, es imposible olvidar el miedo que pasaba por las noches, cuando bombardeaban en cualquier lugar de Santiago. Esos curas defendieron los derechos humanos y a que los presos políticos tuvieran un «juicio» justo.
Mi interés por estas historias noveladas, viene de allí. He leído varios libros sobre el particular y cada cual me ha asombrado a su manera. La perspectiva de un escritor frente a ciertos hechos, para mí es fundamental, porque de alguna manera me ha ayudado a comprender los escenarios y también, a intentar entender por qué la iglesia sigue impertérrita frente a estos abusos. La fe que tengo, no cambia. Lo que ha cambiado desde hace mucho, es la iglesia como entidad y como edificio. Tener fe no es igual a tener que ir a rezar a un edificio o confesarse con un cura al que crees santo, cuando a lo mejor, en la práctica no lo es. Tener fe es un sentimiento consentido, ir a la iglesia una imposición. Es la diferencia que veo.
Dicho esto y entrando en materia, Félix García Hernán me ha dejado pasmada solo con leer la nota que venía con el mismo libro, dirigida a sus lectores. Solo con ese aperitivo, me preparé para adentrarme en un libro sobre estos temas que siguen llamando mi atención por los relatos atroces que, aunque esta sea una novela de ficción, son tan reales como ciertos.
Si se pasan por este blog de vez en cuando, sabrán lo mucho que me gustó Cava dos fosas. Pues, en Pastores de mal, volveremos a encontrarnos con viejos conocidos como Javier Gallardo y Raúl Olalla, a los que acompañamos en todo un periplo impresionante. Esta vez, también, nos llevarán de paseo por diversos lugares con el propósito de hacer justicia.
La historia arranca cuando el padre Damián, agobiado por otras circunstancias de su vida, se encuentra en su cama, el cadáver de un niño desnudo. No sabe por qué razón apareció allí y decide huir del escenario para llegar a donde un discípulo suyo, quien a pesar de que los hechos indican que es culpable, le cree. Estanis que ya conoce a Javier Gallardo, no duda en contactar con él y, conociendo los hechos, se pone en contacto con Raúl Olalla.
A partir de este punto, decidirán investigar qué ha pasado para que asesinaran a ese niño aunque tengan que mantenerlo en secreto dado que la gente relacionada con los hechos, pertenece a la raigambre de la iglesia y, cualquier paso en falso no tan solo le puede costar el puesto a Olalla, sino que también sus vidas.
Me han dejado patidifusa los engranajes que el autor, con gran certeza, fue encadenando y contando, cómo las cúpulas, desde sus puestos y sus sotanas, maquinan grandes negocios a partir de alumnos de origen humilde a los que conceden becas para estudiar en sus colegios. Cómo el factor «dinero», mueve mafias y convierte a niños sanos en despojos humanos.
Sí, es una historia novelada, lo sé. Pero después de haber leído ensayos periodísticos, otras novelas que abordan estos temas, como las redes de curas pedófilos se ha ido extendiendo por todo el mundo, me da por pensar que la historia novelada que he leído, es más NO ficción que ficción. Que si bien, dentro de la misma iglesia, existen curas que no lo son y que siguen luchando porque se haga justicia de verdad y que en este caso, el autor lo expone con un personaje decisivo para las investigaciones, en el Vaticano.
A Félix García Hernán, no se le tuercen los renglones ni le tiembla el bolígrafo para contarnos una historia llena de aristas, repleta, muy repleta de sentimientos encontrados para el que la lee, en la que extrae por un lado, los deseos más bajos que pueden existir en un ser humano, sobre todo cuando daña a la infancia y por otro, la eficacia de quienes desean hacer justicia.
Es un contador de historias que sabe muy bien de que manera llegar al corazón del lector, con una narración impecable, aunque duela tantísimo leerla. Para mí, ha vuelto a demostrar que una novela policíaca no tiene por qué ser solo una investigación, encontrar al malo y encerrarlo. También sabe sacar sentimientos a unos personajes que resultan tan reales como tú o como yo.
Una historia que, sospecho, cocinó a fuego lento y que remata incluso, si cabe, mejor que la anterior, con la precisión de un relojero o como dice su editorial, con la precisión de un cirujano y yo agrego, un cirujano plástico, que no puede dar una mala puntada porque le puede costar una demanda. Lo mismo hace este autor, hila, sobrehila y da puntadas precisas en torno a la trama, los personajes y a sus lectores.
Una GRAN NOVELA, así con mayúsculas que terminé de leer hace tiempo y cuyo comentario no preparé hasta ahora, porque creo que todos deberían leerla. Más allá del argumento como tal y de lo que el autor nos cuenta, se esconde una realidad que intenta salir a gritos del mismo libro y de nuestro entorno. En que también nos demuestra que no todo es blanco y negro, que también existen una gama de colores en que los malos son muy malos, pero los buenos saben cómo hacer justicia. Un libro que te hará ver esa cara que muchos católicos se niegan a ver y aceptar.
Dentro de cualquier institución, siempre existen frutas podridas y este autor las pone en evidencia en un libro magistral que a mí me ha encantado a pesar de la dureza de la trama y como ya señalé arriba, remata con la precisión de un cirujano plástico.
¿Qué si la recomiendo? Creo que lo he dejado bastante claro, ¿no?
Félix García Hernán (Madrid, 1955) cursó Derecho en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, pero es, por vocación, hotelero. Puedes seguir leyendo la biografía del autor, dando clic en este enlace.