Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo; hasta que da con su lector, con el hombre destinado a sus símbolos. Jorge Luis Borges |
Ficha Bibliográfica
Nombre: El jardín de los espejos
Autor: Pilar Ruíz
Editorial: Roca Editorial
Puntos de venta:
Comentario
El hábito de leer, nunca lo he dejado pero situaciones que no es del caso comentar ahora, me han mantenido alejada de este blog al que tanto cariño le tengo. No me había perdido, solo estaba buscando la forma de volver.
Y ahora, que intento volver, decidí hacerlo con este libro que ya leí hace algunas semanas, pero que por las mismas razones que ya mencioné, se me hacía bastante difícil comentar. No porque no me gustara la lectura, sino todo lo contrario. Es un libro de mujeres especiales y me ha costado lo mío, intentar exteriorizar las sensaciones que me ha dejado y aun así, creo que me quedaré corta.
Pilar Ruíz, ha escrito una novela en la que cuenta la historia de tres mujeres tan diametralmente opuestas, así como también tan parecidas en esencia y, queriendo ser ellas mismas a pesar de las épocas que le tocó de vivir a cada una.
En un enclave paradisiaco en Cantabria, una comunidad que para mí no es ajena y uno de los lugares en donde pasé las primeras vacaciones de verano en España tras venir de Chile. Estar allí, rodeada de esa naturaleza tan verde, repleta de contrastes y de montañas, como mi querido flaco Chile, siempre ha sido como volver a mi casa, a mi país y sentirme parte de ella, De manera que, si cabe, disfruté muchísimo más con la narración y con todos los acontecimientos que Pilar va construyendo poco a poco en sus parajes, no carentes de misterio tal y como ocurre en el sur de Chile —punto cardinal inverso en América del Sur— en que las leyendas y las historias de buen suspense, se mezclan con la realidad.
Tres hilos narrativos que nos sumergirán en tres historias en diferentes épocas, dos en el pasado y uno en el presente a través de las voces de Inés, Amalía y Elisa que nos pasearán a través de un punto de referencia común: un caserío que también guarda sus historias.
Con todo esto, la autora es capaz de reflejar las sensaciones y sentimientos de estas mujeres que traspasa, a través de sus páginas, directamente al corazón del lector. Imaginando la vida hacia finales de la segunda década del siglo XX y en el presente. Contando situaciones que se vivieron en esa época que a mí, me llamaron mucho la atención y nuevamente el paisaje que resulta conmovedor por su inmensidad y por todo lo que él mismo, ha guardado desde mucho antes de la historia en sí misma.
A la novela no le sobra ni una sola página, a pesar de su extensión, más de cuatrocientas cincuenta páginas, dado que la autora describe, pero solo lo indispensable para que el lector se sitúe en cada momento y lugar. Las mujeres que son los personajes que sustentan las columnas de la narración, se han hecho así mismas y poseen suficiente carácter para asumir, cada una, sus tareas. Como lectora, me ha permitido echar un ojo al pasado, al que le tocó vivir a mis abuelas en un continente, predominante, machista en que las mujeres de la sociedad estaban —y en algunos lugares, siguen— sometidas a la voluntad de los hombres. Mis abuelas, quizá, adelantadas a su época y porque se quedaron viudas muy jóvenes, supieron salir adelante trabajando para su prole y para ellas mismas. De alguna manera, Pilar, me ha hecho evocarlas a través de sus personajes en el pasado.
Por otra parte, los personajes masculinos, que aunque no destaquen tanto como ellas, también aportan lo suyo, Un médico, un escritor que es el punto de partida de esta novela y un fotógrafo que será una parte importante de la narración en el presente. Cada uno en sus roles, aportarán misterio a las secuencias que la escritora relata como si de una película se tratara.
Pilar, remata la historia con la precisión de unas puntadas de Hardanger, sin dejar ningún fleco suelto y con las ganas, en el cuerpo, de ir a perderse a una casona como la que describe, rodeada de naturaleza agreste y ya, puestos a pedir, quizá, con alguna historia por conocer. Te recomiendo que la leas, en tiempos de confinamiento, nada mejor que leer un libro como este que te permitirá salir del encierro y perderte entre bosques y montañas.
Algunas frases que encontré en el camino:
«¿El tiempo cura todas las heridas? Sería mejor decir que el tiempo cura todo menos las heridas. Con el tiempo, el dolor y la muerte pierden sus límites reales. Con el tiempo, el cuerpo amado desaparecerá y, si ha dejado ya de existir para el otro, entonces, lo que queda es una herida sin cuerpo.»
El paisaje que debía contar aquella historia se estiraba entre montes y prados oscuros. Nubes de largos dedos grises reptaban sobre la hierba hasta deshacerse en jirones antes de llegar al río, temerosas de tocar el agua fría y negra que discurría imitando la forma de la carretera.
El paisaje que debía contar aquella historia se estiraba entre montes y prados oscuros. Nubes de largos dedos grises reptaban sobre la hierba hasta deshacerse en jirones antes de llegar al río, temerosas de tocar el agua fría y negra que discurría imitando la forma de la carretera.
«El arte completa lo incompleto, reconstruye lo destruido. Da sentido a lo que no lo tiene, incluso al dolor, incluso a la muerte. Quien mira encuentra, quien mira despierta del tiempo que es, que ha sido y será, verá más allá, hasta el tiempo en que Dios sea mujer.»
Pilar Ruíz (Santander, 1969) es licenciada en Periodismo, máster en guion y diplomada en dirección cinematográfica...