Hace algunas semanas, compartía en este blog mi comentario acerca de Pastores del mal de Félix García Hernán. Una novela que me sorprendió muchísimo y cuyo argumento, me parece más real que de ficción.
En esta entrada intento acercar, un poco más, al escritor a sus futuros lectores y, consagrar a los que también han leído Cava dos fosas.
Félix es un hombre cercano al que el éxito de sus dos novelas, no le ha hecho separar los pies del suelo y me he aprovechado, precisamente de ello, para dispararle una cuantas preguntas que sin más preámbulos comienzo justo abajo.
«Me temo que si el Dios que yo amaba existe, alguien debería decirle que ya es hora de que deje las vacaciones y regrese al trabajo». Félix García Hernán
1. ¿Cómo surge la idea de esta novela?
Intento que todas mis novelas sean cercanas a la realidad en que vivimos, y, raro es el mes en que la pederastia entre los educadores infantiles o juveniles no es trending topic en los medios. La idea de esta novela la tenía en mente desde hacía ya tiempo, pero otros proyectos me impidieron llevarla a cabo hasta ahora.
2. ¿Por qué escogiste un tema tan escabroso como el que desarrollas en esta novela?
Esta pregunta enlaza con la anterior. Siempre me ha causado horror los que abusan de los más indefensos: los niños. Creo que están en la escala más alta de la maldad. Y, sobre todo, quería mostrar al lector algo que muy pocas veces sale a la luz: tras esa abominación, lo que se esconde como casi todo en la vida, es el dinero. Dinero del que se benefician los que están moviendo esta “industria” a nivel mundial. Sé que es muy duro de decir, pero tras la imágenes que está viendo algún pedófilo o pederasta a escondidas en su ordenador, de un adulto interactuando con un niño, muchísimas veces hay unos familiares (incluidos padres) que han vendido o facilitado esas imágenes a las mafias.
Una vez dicho esto, tengo que añadir que mi principal preocupación según escribía, era hacerlo con el suficiente mimo para que en ningún momento se hiriese la sensibilidad del lector, dado lo repelente de la trama. Parece que lo he conseguido, ya que en la mayoría de las reseñas se hace hincapié precisamente en eso, en que el lector sufre más por lo que no digo que por lo que digo.
3. En la lectura me encontré frases bastante lapidarias que he comenzado a compartir este semana en Twitter. Bien sabes, porque yo misma te lo he contado, la fe que tengo no ha cambiado, pero a veces me pregunto ¿dónde está Dios?, ¿por qué permite tanta maldad, incluso, entre los que son sus discípulos directos? Tú tendrás tu propia teoría y tengo mucha curiosidad por conocerla.
Como creo que sabes, yo estudié en un Seminario Menor el bachillerato. Tengo que reconocer que a veces echo mucho de menos esa fe que me acompañaba de niño y me guiaba y fortalecía en esa época. Fe que me gustaría recuperar. Poco me ayuda a hacerlo el leer las primeras páginas de cualquier periódico. No me considero ateo, ni quiero parecer iconoclasta, pero me temo que si el Dios que yo amaba existe, alguien debería decirle que ya es hora de que deje las vacaciones y regrese al trabajo.
4. La pedofilia no es una hecho aislado. Desde hace tiempo, si vemos las noticias, se destapan nuevos casos al interior de la iglesia y me pregunto ¿te costó mucho perfilar al antagonista de la novela?
Nada. Una vez que el escenario de la novela estuvo creado, este se perfiló solo. Estoy convencido de que los lectores empatizan negativamente con él desde el principio, quizá porque es la imagen viva de la maldad que tenemos en mente cuando pensamos en un depredador de niños.
Quiero también dejar claro de que esta no es novela contra la Iglesia, sino contra algunos de sus miembros. Los casos de abusos entre sus dirigentes no son generalizados (en el escándalo que se destapó en la diócesis de Boston se encontraron culpables un 2% de sacerdotes). Pero, aunque fuera sólo un 0,0000001, habría que denunciarlo también. Igual de responsables son, y en este caso el porcentaje por desgracia es mucho más elevado, los que, conociendo estos casos, se han puesto de perfil sin tomar en su momento las medidas correctoras oportunas.
5. ¿Por qué elegiste escenarios principales: España y Nueva York?
Cuando comencé esta aventura de escribir, alguien me aconsejó que, siempre que pudiera, lo hiciese de lo que más supiera. En este caso, he viajado mucho por Estados Unidos, especialmente Nueva York. Por lo que respecta a España, aunque tuve la tentación de colocar la trama principal en otro país, preferí hacerlo en el nuestro, para que el lector sintiera esa trama más próxima.
6. Uno de los elementos que más me han gustado tanto de esta novela como de Cava dos fosas, fue la evolución de los policías, pero ¿era necesario que al menos uno, saliera tan magullado?
Pienso que sí. Las novelas no son lo que quiere el lector, sino lo que demanda la trama. No olvidemos que yo escribo novela negra, y me temo que, al igual que la vida real, en este género raramente terminamos comienzo perdices. En el caso de Cava dos fosas, me costó lágrimas acabar con uno de los personajes, dejo a tu imaginación el imaginar cuál, pero si no lo hubiera hecho, la novela se hubiera caído.
7. Me gustaría saber ¿qué ha significado para ti, el hecho que los derechos audiovisuales de Pastores del mal hayan sido comprados por Atlantia Media para una producción cinematográfica?
Muy, muy contento. La relación con Jorge Sánchez Gallo, el productor, es muy buena, y con quien va a ser el director, el finalista de los Oscar Esteban Crespo mantengo un dialogo constante para la confección del guion. Esperemos que pronto se materialice este proyecto, en el que estoy muy ilusionado.
8. Después de Pastores del mal, qué nos depara el futuro a los que nos gusta leer novelas como las tuyas, ¿reaparecerá Gallardo, habrá terminado su libro?
Sí, en la próxima, que ya está prácticamente acabada, tendremos de nuevo a Javier Gallardo. Esperamos que esta aventura tenga la misma acogida que las anteriores.
Como siempre, Félix, agradezco muchísimo la deferencia que siempre has tenido conmigo y, sobre todo, contestar a estas preguntas.
Gracias a ti, Loreto. Siempre es un placer hablar contigo.