Cécile es una joven estudiante de 14 años, demasiado madura para su edad. Marcel es un viejo cocinero de 82, profundamente abatido tras la reciente muerte de su esposa Juliette, por la que sentía un amor muy profundo. Cuando Cécile y Marcel se conocen, algo mágico surge, un nosequé que dará un impulso tremendo a sus respectivas existencias.

Comentario

Acostumbrada a leer novela histórica, negra, policíaca, romántica, ha sido todo un descubrimiento este libro, cuyo trasfondo no solo habla de sentimientos sino que también tiene un valor agregado: la vida de Cécile contada bajo el punto de vista de sus catorce años.

Lo anterior solo es un punto de partida, la verdad es que me han sorprendido muchas cosas en esta lectura, Fernando, sobre todo, la capacidad que tiene esta niña, que a sus años, haya leído tantos libros y alguno como: “La metamorfosis” que hasta el día de hoy, he sido incapaz de terminar. Me ha sorprendido su lenguaje y ese profundo amor hacia su padre al que sigue viendo, a pesar de su ausencia.

Las madres, en general, seríamos capaces de mover montañas, solo por ver a nuestros hijos felices, en lo personal, tengo una niña de once años y a la que, sin duda, protegería con uñas y dientes, de hecho lo hago y a pesar de las muchas ausencias con las que de vez en cuando se enfrenta, sabe que estoy para ella siempre, por eso, me sentí tan identificada con su madre: una mujer que trabaja pero que al mismo tiempo, puede compartir con ella y secundarla en relación a su profundo sentido de humanidad.

Me ha sorprendido no tan solo el lenguaje, sino la historia en sí, los sentimientos que quedan de manifiesto en cada palabra y en cada frase, como decía al principio, desde la perspectiva de esta niña de tan solo catorce años, incluso en ese trato tan "especial" con Marcel, su vida y su historia.

Cuando, en la vida real, nos vemos enfrentados a la pérdida de un ser querido, nos quedan los recuerdos y nos asimos a ellos porque, de alguna manera, no queremos olvidarlos, no queremos que se vayan y es en el mundo de los sueños, donde solemos recuperar esa vida feliz con los que se han ido, sí es cierto, la protagonista es una niña, pero los sentimientos son los mismos.

Su estilo desenfadado y todas las ocurrencias que va teniendo, sumado a sus listas, me han llevado a recordar a dos personas que nunca han podido vivir sin ellas: mi marido y mi padre. De Cécile la que más me ha gustado es la de frases, con bastantes más años que ella, sigo apuntando frases, palabras, marcando y tu libro no es la excepción, Fernando pues, has sabido hablar a través de esta niña y hacerla creíble para cualquier lector.

Lo bueno de esta novela, es que la puede leer cualquier lector, incluso “las orejitas pequeñas” que seguramente empatizarán tanto como yo con lo que transmites en tus líneas, en unas cuantas palabras: “genial, un tesoro de valor incalculable”.

Algunos datos sobre el autor: Fernando G. Mancha, nació en Granada, España en 1971, es un ser polifacético: el tiempo que su familia (lo más importante) y su profesión le dejan (lleva más de veinte años ejerciendo la docencia en Secundaria) lo rellena con la escritura, la ilustración y el diseño. Entre sus obras, destacan: "Seis cuentecitos sobre el existir" y "Bocas negras oceánicas", "De libros, cafés, viajes y sueños" y a partir de ese momento es cuando empieza su verdadero despegue literario con su Tetralogía del Anhelo, compuesta por las novelas: "El cuerpo desobediente", "El hombre perpendicular", "El atleta sin memoria" y "37 lápices de grafito"  con la que ha conseguido darse a conocer y hacerse con el favor de los lectores. Es también autor de la novela juvenil "Misión Infofible" y del cuento infantil "Chispita y Melocotoncito". Fernando G. Mancha es dueño de una escritura sencilla pero cuidada, entreverada de aspectos oníricos y con una clara vocación estética. Su prosa es fluida y envolvente; su estilo es elegante. Con su última novela "El viejo cocinero" da un giro importante a la temática de su obra y pone, más que nunca, "la carne en el asador".

Recomendación Literaria de: Que Locura de Libros